Matar a un
ruiseñor (1962) 129´
En
uno de esos pueblecitos de la Kansas de los años treinta donde ser negro era el
equivalente a ser poco más que un utensilio de cocina, un hombre de principios
inquebrantables y de los que nunca se queda el dinero si por error le devuelven
de más, enseñará a sus hijos el valor de la integridad, consistente este en que
te cosan a escupitajos pero con la tranquilidad de meterte en tu cama con la
conciencia impoluta.
Una obra maestra que adapta
soberbiamente la novela ganadora del Pulitzer y convertida desde el mismo
momento de su publicación en libro de culto, vamos la antítesis de todo lo
escrito por Ana Rosa Quintana. Una película que aborda temas vitales como el
compromiso, la integridad y de alguna forma el heroísmo en una época además
donde era harto complicado mantener tus principios a flote ante el catetismo
imperante, y todo ello visto a través de los ojos de unos niños. Gregory Peck
se presenta aún más enorme que lo que su metro noventa marca brindándonos un
personaje al que todos nos gustaría parecernos, un superhéroe de la vida real,
aunque todas nuestras miradas se vuelvan ante lo que hacen los niños
protagonistas, quienes nos regalan unas interpretaciones que te dejan con la
boca abierta. Y ya para rematar, una banda sonora maravillosa, toda la película
lo es, obra de un Elmer Bernstein que puede a muchos no les suene, pero que ha
compuesto varias de esas melodías que todos hemos silbado alguna vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario