martes, 1 de octubre de 2024

QUE HACE UNA CHICA COMO TÚ EN UN SITIO COMO ESTE

NAOMI WATTS

Una actriz de esas que parecen casi perfectas en todos los ámbitos de su vida. Poseedora de una belleza clásica y que para nada hace ver el más de medio siglo de vida de la intérprete, madre de dos niños rubios de esos que parecen de catálogo, amiga de relaciones sentimentales estables y duraderas (estuvo casada once años con el también intérprete Liev Schneider), y es poco habitual verla protagonizar alguno de esos salseos tan propios Hollywood. Y eso solo en el terreno personal. Como actriz además se ha logrado consolidar como una todoterreno eficaz en todo tipo de películas y de géneros. Da igual se trate de superproducciones como el King Kong de Peter Jackson, sagas con ínfulas de revienta taquillas que es lo que le sucede a Divergente y sus secuelas o títulos englobados dentro del cine independiente más extravagante con directores de la talla de David Cronenberg o David Lynch, quienes la han dirigido respectivamente en títulos como Promesas del este o Mullholan Drive. Y es que incluso ha prestado su imagen a fenómenos cinematográficos patrios como Lo imposible.

Pero todos tenemos un pasado, y en este caso el pasado profesional de Naomi Watts no es para enorgullecerse precisamente, siendo en su caso dos los títulos a destacar. La longeva y nefasta saga de terror Los chicos del maíz en su cuarta entrega cuenta con el protagonismo de la actriz, pero si hay una película a recordar esa es Tank Girl. Estrenada en el año 1995 está dirigida por Rachel Talalay, quien después de firmar la peor entrega de la franquicia Pesadilla en Elm Street haría lo propio destrozando el tebeo de origen británico y considerado casi de culto Tank Girl. Conceptualmente pueril, la película tropieza como cinta de corte post apocalíptico sin gracia donde pretende ser graciosa y sin garra donde pretende ser adrenalítica. Así, entre una Lori Petty cargante y una legión de mutantes hombres canguro nos encontramos a una Naomi Watts totalmente morena intentando aparentar dignidad vestida con los más horteras uniformes y haciendo las veces de simpática escudera de la protagonista. Un desastre que por otra parte hace congratularnos de ver que, como decían en Con faldas y a lo loco, que nadie es perfecto. Y Naomi Watts tampoco.

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