300, EL ORIGEN DE UN IMPERIO
Que
Eva Green es lo mejor de la secuela de 300 es algo que poca gente duda. No solo
por el jugoso personaje al que encarna y que sabe postular con su
interpretación como el más y mejor desarrollado y potente de la película, sino
por la propia fisicidad que la actriz otorga a esta brutal Artemisa, logrando
un atrayente híbrido de sensualidad y letalidad, cual si de una mantis
religiosa se tratara. Es por ello que en la secuencia del encuentro sexual
entre esta y Temistocles esta simbiosis queda manifiestamente expuesta en lo
que acaba resultando una feroz pelea con un componente sexual totalmente a flor
de piel, donde la atracción y el odio que ambos personajes se profesan queda
totalmente expuesto, y que lamentablemente para ambos acaba con un coitus interruptus,
con lo que deberán acabar de resolver sus diferencias en el campo de batalla y
no en la alcoba.
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