Casablanca
(1942) 102´
El
café de Rick es el garito de moda en la Casablanca de la Segunda Guerra
Mundial, siendo punto de reunión de prófugos, militares, apostadores y
jugadores del Real Madrid una vez cierra la discoteca Buddha. Pero es también
un lugar donde tratar de zanjar amoríos del pasado con vértices a tres bandas.
Pues menos mal que el guion de este mito
del cine se improvisaba a diario, porque si ya los diálogos de la cinta son
brillantes a más no poder no es fácil imaginar que habría quedado de darles una
vuelta. Quizás ahí radique su magia. Bueno, y en la suma de la melancolía de
Ingrid Bergman, el talante de Humphrey Bogart y el cinismo de Claude Rains. Uno
de los ejemplos de cabecera de cómo se las gastaba la censura en nuestro país,
y con uno de los finales más conocidos y alabados de cuántos se han escrito, y
si, también fruto de la improvisación. Una de esas películas de las que sí o si
tenemos que decir, pónmela una vez más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario