JENNIFER ANISTON
Decir Jennifer Aniston es decir Friends, la serie de televisión que durante diez años nos mostró las idas y venidas de este grupo de amigos entre los que la actriz daba vida a Rachel Green, pija superficial pero de buen corazón que marcó durante varias temporadas el estilo de corte capilar de toda una generación. Finalizada la teleserie que le diera la fama acabaría igualmente su matrimonio de ensueño con Brad Pitt, y todo por culpa de una película, Sr. Y Sra. Smith (2005) y una morena de labios carnosos llamada Angelina Jolie. No ya desde entonces, sino que paralelamente al rodaje de Friends, la intérprete pugnaría con cierto éxito por hacerse un hueco en el universo cinematográfico volcando todo su potencial en la comedia romántica con títulos como Ella es única (1996), Novio de alquiler (1997), Mucho más que amigos (1998), Como Dios (2003), Una pareja de tres (2008), Exposados (2010), Sígueme el rollo (2011) o Somos los Miller (2013). Pero igualmente ha intentado copar registros más dramáticos como con el papel de Justine Last en The good girl (2002).
Pero antes de toda esta sarta de títulos, una joven Jennifer Aniston con unas facciones algo menos afiladas, vamos con la nariz sin operar, protagonizaría la primera entrega de una saga de cine de terror que a día de hoy ya va por octava entrega. Se trata de La noche del duende (1993), casi más conocida por su título original de Leprechaun, una película que tomaba la leyenda del simpático duende irlandés que todos relacionamos con la olla de oro, los tréboles de cuatro hojas y el arco iris para pervertirlo y convertirlo en un remedo de personajes de terror al más puro estilo Freddie Krueguer y donde lo más destacable era la presencia de Warwick Davis, visto en Willow y en sagas como Star wars o Harry Potter y protagonista de buena parte de las entregas que conforman esta otra saga. Aquí Aniston cumple su cometido de chica mona asustada por la presencia del duende asesino que sin embargo no pierde la oportunidad de ligar con el guaperas de turno. Quien le iba a decir que tan solo un año más tarde entraría en una sitcom destinada a convertirse en icono de toda una generación.
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