WILLOW
Año de Producción: 1988
Duración: 120´
FICHA TÉCNICA
Dirección Ron Howard
Guion Bob Dolman
Fotografía Adrian Biddle
Música James Horner
Producción Nigel Wooll
INTERPRÉTES
Joanne Whalley Sorsha
SINOPSIS
Una profecía cuenta como una niña nacerá para acabar con el
reinado de terror de la Reina Bavmorda, quien para evitar este vaticinio manda
capturar y encerrar a todas las mujeres embarazadas así como asesinar a todas
las niñas recién nacidas. Pero una pequeña logra escapar gracias a una criada
de la propia Reina, quien la deposita en una balsa en un río antes de ser
apresada. La improvisada canoa llegará hasta un poblado de Nelwyns, una raza de
seres de pequeña estatura. Para evitar que las tropas de Bavmorda encuentren a
la niña y destruyan el poblado, Willow, un aprendiz de mago, es elegido para
tratar de poner a la niña a buen recaudo lejos de las manos de Bavmorda,
iniciando así un periplo donde se enfrentará a mil y una aventuras, contando
para ello con la ayuda de un guerrero humano a quien previamente salvará de su
cautiverio en una jaula en medio de la nada.
COMENTARIO
Que George Lucas es un ferviente admirador de la obra de
Tolkien, en especial de El Señor de los anillos es un hecho por muchos
conocido. Solo comparar las similitudes entre el universo creado por el
escritor nacido en Sudáfrica y el ideado por el cineasta californiano en su
famosa saga cinematográfica iniciada con La guerra de las galaxias (1977) nos
da buena cuenta de ello. La creación de universos mágicos llenos de personajes
irreales y arquetípicos, la perpetua lucha entre el bien y el mal y hasta una
fuerza maligna presente en ambas historias son solo unos pocos ejemplos
generales que apuntalan tal afirmación, pudiendo incluso ir al detalle en la
construcción de episodios y personajes de la franquicia Star Wars con parecidos
más que aparentes con la inmortal obra de Tolkien. No es de extrañar pues que
Willow presente igualmente cierta similitud con el universo de la Tierra Media,
ya que de hecho la idea inicial de Lucas, autor de la historia original y a la
postre productor ejecutivo de la película, fue la de rodar una versión de El
hobbit pero al no adquirir los derechos de la obra tuvo que conformarse con
escribir su propia versión. Se reproduce así un universo fantástico donde se
mezcla la mitología con la magia y la historia, se integra una raza deudora
directa de los Hobbits, un guerrero con ínfulas de Aragorn, unos seres malignos
con reminiscencias a los orcos y una trama que rivaliza en desarrollo con la
propia travesía de los hobbits en busca de Mordor.
Lucas cedió el testigo de la dirección a Ron Howard, antiguo actor y niño prodigio que cambió la interpretación por la silla de director y a quien ya había tenido bajos sus órdenes esta vez como actor en American Graffiti (1973). Howard, gracias a títulos como Un, dos, tres…splash (1984) o Cocoon (1985) se había manifestado como un director capaz de llevar a buen puerto la épica creada por Lucas, siendo esta una película en la que se iba a invertir la nada desdeñable cantidad de treinta millones de euros. Howard no defraudaría presentando una película bien armada, que aprovecha su abultada inversión para dar credibilidad al mundo en el que se desarrolla la acción, combinando con destreza el maremagno de registros que maneja, pasando del cine de aventuras y fantasía a géneros como el romántico o el drama, y desplazándose de secuencias abiertamente cómicas y ligeras a otras más oscuras. El tener el respaldo de George Lucas significaba además contar con Industria Light & Magic, por aquel entonces empresa puntera a nivel mundial en el terreno de los efectos especiales, lo que queda constatado en secuencias como el morphing de la hechicera Finn Raziel a manos de un torpe Willow, la primera vez que se veía este efecto creado a la sazón para la película, el ataque del dragón bicéfalo en el puente mediante la técnica de stop motion o el propio final de Bavmorda entre otros momentos.
Mención aparte merece la banda sonora obra de James
Horner, autor acostumbrado a lidiar con trabajos llenos de momentos álgidos y
emocionantes en donde sus trabajos son insertados magistralmente dando como
resultado partituras llenas de épica. Valga citar ejemplos como Leyendas de
pasión (1994), Braveheart (1995), Titanic (1997) o Avatar (2009) para
certificar lo manifestado. Para Willow el prolífico compositor nos ofrece un
excelente trabajo, una de sus mejores obras, compuesto por ocho piezas que son
una auténtica delicia para los oídos y que remarcan a la perfección ese mundo
de fantasía plasmado en pantalla donde conviven a partes iguales el peligro, la
ternura, el valor y el amor.
Warwick Davis, quien hiciera su debut precisamente
gracias a Lucas y con tan solo trece años dando vida al Ewok Wicket en El
retorno del Jedi (1983) interpreta con total convencimiento a Willow, plasmando
en pantalla toda la inseguridad y a la vez el valor de este héroe a la fuerza.
Davis ha logrado, a pesar de la tara que supone su estatura, consolidar una
sólida carrera siendo uno de los actores más recurridos a la hora de dar vida a
personajes para los cuales su corta estatura supone una ventaja. De esta manera
ha dado vida al Goblin de Dentro del laberinto (1986), al Leprechaun en la
película del mismo título (1993) y sus secuelas, al profesor Flitwick a lo
largo de la larga franquicia sobre Harry Potter o a Nikabrick en Las crónicas
de Narnia, el príncipe Caspian (2008). Junto a Davis un Val Kilmer totalmente
cómodo en su papel de héroe rufián y con una notable vis cómica, tan metido en
su papel que llegó a improvisar buena parte de sus diálogos. El actor, que
apenas había trabajado hasta la fecha en unos pocos títulos, entre ellos Top
secret (1984) o Top Gun (1986), se encontró ante la oportunidad de convertirse
en una estrella de primer nivel. Y lo consiguió en parte, ya que durante la década
de los noventa llevaría a cabo sus papeles más notables en títulos tan
interesantes como The Doors (1991), Amor a quemarropa (1993), Tombstone, la
leyenda de Wyatt Earp (1993) o Heat (1995). Sin embargo el carácter difícil y
obsesivo de Kilmer a la hora de trabajar le granjearía una merecida mala fama
que le llevaría a adoptar un rol secundario lejos de las superproducciones y
títulos de renombre de antaño, sufriendo en 2015 un cáncer de garganta que
supondría su fin como actor. Como nota anecdótica Kilmer y Joanne Whalley,
quien interpreta a Sorsha en la película, se conocieron y enamoraron gracias a
este rodaje. Fruto de esta relación contrajeron matrimonio ese mismo año
divorciándose ocho años más tarde.
Si bien la película no se convirtió en el éxito de
taquilla que Lucas preveía y que esperaba le hiciera recuperarse del batacazo
comercial que le supuso Howard... un nuevo héroe (1986), si consiguió la
suficiente recaudación para recuperar tanto la inversión como hacer ganar algo
de dinero a sus artífices, imposibilitándose sin embargo la posibilidad de
rodar ninguna secuela. En su momento además la crítica no dejó en bastante buen
lugar la propuesta de Lucas y Howard, adquiriendo sin embargo y con el paso de
los años el status que a día de hoy la mantiene como una notable muestra dentro
del cine de fantasía, género que tan buenos momentos nos hizo vivir en la
década de los ochenta.
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