martes, 17 de junio de 2025

11. LEGEND

LEGEND


Año de Producción: 1985

Duración: 89´

FICHA TÉCNICA

 

Dirección                             Ridley Scott

Guion                                   William Hjortsberg

Fotografía                            Alex Thompson

Música                                Jerry Goldsmith/Tangerine Dream

Producción                         Arnon Milchan

 

INTERPRÉTES

Tom Cruise                             Jack
Mia Sara                                 Lily
Tim Curry                               Darkness
David Bennent                        Gump                         
Alice Playten                          Blix
Billy Barty                               Screwball
Peter O´Farrell                       Pox
Robert Picardo                       Meg

SINOPSIS

La princesa Lily se reúne en mitad del bosque con Jack, quien para darle una sorpresa lleva a la joven a ver a los unicornios, los animales más poderosos y mágicos del reino. Sin embargo la muchacha se acerca y toca a una de las criaturas, incumpliendo de esta forma una de las normas que rigen el equilibrio entre el bien y el mal y posibilitando el unicornio sea atacado por unos trasgos enviados por el señor de la oscuridad, quienes cercenan el cuerno del mitológico ser iniciándose de esta manera un invierno perpetuo.

COMENTARIO

Ridley Scott llevaba años tratando de filmar una película enclavada en el género de la fantasía, pudiendo finalmente con Legend cumplir su sueño de trasladar a las pantallas de cine su particular y ansiado cuento de hadas. Previamente el cineasta, tras debutar con Los duelistas (1977), ya había estrenado dos clásicos dentro de la ciencia ficción como son Alien, el octavo pasajero (1979) y Blade Runner (1982). La filmación de la película acabaría sin embargo convirtiéndose en uno de esos rodajes plagados de problemas varios durante la filmación así como en un proyecto marcado por las desavenencias creativas. Estas comenzarían durante la propia gestación del guion de la cinta, el cual sería armado partiendo de una idea original del propio cineasta por un William Hjortsberg conocido especialmente por tratarse del novelista autor de Falling Angel, novela que daría lugar a la película El corazón del Ángel (1987). Scott y Hjorstsberg trabajarían durante semanas recortando un libreto inicial cuya densidad y cantidad de subtramas lo hacía infilmable, a la par que aligeraban un contenido excesivamente tétrico y adulto que inclusive incluía una escena de marcado tono erótico protagonizado por la princesa Lily y el villano Darkness. Este tono oscuro es cierto que de alguna forma queda patente en un montaje final que por momentos se acerca más a un cuento de terror que a una historia de hadas y duendes, aunque finalmente el tono de la película acabaría acercándose más en contenido a  un tipo de público más juvenil tratando de esta manera de ofrecer un título con mayor potencial en taquilla. Estas discrepancias y diatribas en torno a cómo abordar la película se trasladarían igualmente al momento de decidir entre que montaje estrenar en salas en lo que sería la habitual disputa entre las visiones del cineasta y los productores, pasando de esta forma de las dos horas y media iniciales, y que podríamos considerar como el montaje del director, a los poco más de ciento diez minutos, montaje que en algún caso podemos llegar a encontrar, así como en una obra de hora y media, que acabaría convirtiéndose en la película que prácticamente todo el mundo ha visto. Pero estos remontajes no afectarían solo al ritmo e incluso finales de la película, siendo evidente que en la versión final da la sensación faltan escenas completas y momentos que den mayor profundidad a la trama, ya que igualmente durante este proceso de recorte se formularían cambios en la banda sonora de tal calado que la partitura original compuesta por Jerry Goldsmith sería sustituida completamente por una más acorde a los gustos de la audiencia juvenil de aquellos años obra del grupo alemán de música electrónica Tangerine Dream.

A todos estos desvaríos creativos, los cuales serían responsables en buena parte del fracaso en la taquilla de una cinta que sin embargo el tiempo acabaría poniendo en su lugar, repitiéndose de alguna manera lo sucedido con la anterior película de Ridley Scott, una Blade Runner ninguneada en el momento de su estreno pero elevada a los altares del cine de culto con los años, habría que sumar la complejidad de una filmación que tendría lugar en su totalidad en estudio, siendo los Pinewood británicos el lugar donde se construyeran todos los sets de la película, sufriéndose además en plena filmación un serio percance en forma de incendio que destruiría parcialmente los escenarios que representaban el bosque en el que se desarrolla la trama. El poder rodar sin embargo la película en su totalidad en un ambiente controlado sería clave para poder armar la bellísima fotografía que la película presenta, obra de un Alex Thompson quien ya había dado muestras de su talento manejando la luz natural en Excalibur (1981) y que seguiría ligado a la fantasía épica gracias a Dentro del laberinto (1986). Y es que Legend es eminentemente una obra visual orquestada por un maestro de ceremonias que evidenciaba de esta manera sus orígenes en el ámbito de la publicidad. Así, frente a un relato aunque funcional algo simplista, máxime en la versión finalmente estrenada en cines, y que lo que viene a hablar es de la sempiterna lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, si Legend ha trascendido dentro del subgénero de la fantasía heroica que en la década de los ochenta vivera su edad dorada es gracias a una estética preciosista que transforma cada uno de los planos de la película en un cuadro en movimiento, convirtiendo de esta manera el visionado de la película en un auténtico deleite sensorial que posibilita poder disfrutar de la misma una y mil veces sin llegar a cansarte. 

Y no podemos obviar en ese sentido en el que hablamos de Legend como una obra con un enorme impacto visual el soberbio trabajo en las tareas de maquillaje de un jovencísimo Rob Bottin, quien en aquellos años se encontraba en el apogeo de su carrera gracias a su participación en películas donde los efectos prácticos y de maquillaje eran vitales como es el caso de Aullidos (1981), La cosa (1982), Robocop (1987) o Desafío Total (1990). Y es que uno de los elementos más reconocibles incluso para quienes no hayan visto la película es el espectacular diseño y proceso de maquillaje de ese villano con formas de demonio al uso y cuya impactante fisonomía está presidida por dos enormes cuernos negros, una imagen tan potente que no nos extrañaría sirviera parcialmente a Mike Mignola en el proceso de creación de su Hellboy. Pero el trabajo de Bottin no se limita a este personaje tan icónico, sino que es igualmente disfrutable con secundarios como el trasgo Blix o la bruja Meg entre otros. Una labor de caracterización que llevaría a buena parte del elenco a pasar largas horas sentados en la silla de maquillaje, siendo Tim Curry, intérprete que daba vida a Darkness, quien más sufriera a la hora de convertirse en este icónico antagonista, ya que debía pasar cerca de seis horas diarias sometiéndose al laborioso proceso de maquillaje, llegando a sufrir en carne propia los efectos de los productos utilizados.   

La película está protagonizada por un jovencísimo Tom Cruise en uno de sus primeros papeles para cine, siendo este su segundo protagonista principal tras Risky Business (1983), y quien fuera elegido tras descartarse a otros actores juveniles del momento como Johnny Deep, Jim Carrey o Robert Downey Jr. El intérprete, quien ya filmaría secuencias tan complejas físicamente como el salto al agua anticipándonos de esta manera su enorme talento como stuntman, se convertiría en toda una estrella apenas un año más tarde gracias al mega éxito que sería Top Gun (1986), curiosamente dirigida por Tony Scott, hermano de Ridley. Destacar igualmente el protagonismo de una Mia Sara quien se uniría al proyecto con apenas dieciséis años, siendo capaz de cantar ella misma buena parte de las canciones que interpreta su personaje en la película. Como en el caso de Cruise la actriz obtendría su mayor éxito comercial un año más tarde con el estreno de Todo en un día (1986) para a continuación abordar una carrera profesional muy discreta y lejos de los éxitos cinematográficos protagonizados por su compañero de rodaje. Pero si hay un actor a destacar en Legend por encima de los dos jóvenes protagonistas ese es Tim Curry, de quien ya hemos hablado en relación a su calvario por tener que someterse a larguísimas sesiones de maquillaje, un peaje que sin embargo le permitiría encumbrarse como uno de los más grandes villanos de la historia del cine, pudiendo destacar como a pesar de las capas de maquillaje el actor de The rocky horror picture show (1975) pudo utilizar toda su capacidad gestual interpretativa, siendo igualmente resaltable la manera en como utiliza en la película su potente voz confiriéndole un tono de ultratumba. Como curiosidad y para finalizar en lo que respecta al apartado interpretativo la película cuenta con la presencia de un David Bennet que a pesar de parecer un niño contaba con cerca de veinte años, siendo esta fisonomía tan particular la que le había permitido protagonizar con trece años El tambor de hojalata (1979), película donde daba vida a un niño de tres.

Legend se erige de esta manera como un título seminal dentro de un cine de fantasía enormemente prolijo durante la década de los ochenta, y que tiene su principal virtud en unas imágenes de un preciosismo tal que te atrapan desde la secuencia inicial hasta que acaba la película, siendo este uno de esos deleites visuales propios de un Ridley Scott que siempre ha conferido en su cine una importancia capital a las imágenes, y que encontraría en la fotografía de Alex Thompson al mejor de los aliados para regalarnos esta colección de secuencias para el recuerdo y que enmarcan un cuento de hadas y monstruos que contiene a su vez en su trama ese camino del héroe que el personaje de Tom Cruise deberá abordar y donde la figura del unicornio, como ya sucediera en Blade Runner (1982) vuelve a ser capital. Una película con un título totalmente atinado, una leyenda de película.

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