EL GUERRERO Y LA HECHICERA (The warrior and the sorceress, 1978) 78´
El éxito de Conan el bárbaro (1981) devendría
en toda una colección de películas englobadas dentro del género de espada y
brujería, siendo la mayoría de ellas cintas de serie B y Z italianas así como
producciones de muy bajo presupuesto auspiciadas por todo un experto en esas
lides como era Roger Corman, siendo el título que nos ocupa parte de estas
segundas. Un talludito David Carradine da vida al guerrero que da título a la
película mientras que la argentina María Socas, quien pasa todo el metraje en
paños menores, hace lo propio con la hechicera. Una película que dentro de su
cutrez narrativa y de medios logra presentar unos dignos efectos de maquillaje,
teniendo, eso sí, el cuajo de adaptar la obra maestra de Akira Kurosawa Yojimbo
(1961) y atreviéndose incluso a presentar guiños a la adaptación que Sergio
Leone haría de la misma con Por un puñado de dólares (1964) en la figura del
poncho que viste el protagonista de la película. Mucha violencia aunque poco
gráfica por aquello de los medios disponibles y mucho desnudo femenino,
adelantándose varios años a la mujer de tres pechos de Desafío total (1990) y
doblando la apuesta a cuatro, son las cartas de presentación de una película en
la que su protagonista luce un guantelete negro en una de sus manos para disimular
las consecuencias de golpear con el puño una pared en un ataque de furia. Y es
que Carradine nunca fue el más listo de la clase.
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