KEANU REEVES
Si
hablamos de Keanu Reeves a nadie se nos escapa que estamos ante uno de los
actores más carismáticos y queridos de su generación. Humilde para con sus
relaciones con los fans, algo que queda evidenciado en los múltiples videos
existentes versados en interacciones del intérprete de Le llaman Bodhi con sus
seguidores, discreto en lo que respecta a su vida privada y un estupendo
compañero de profesión, como así queda patente en el hecho de que, por ejemplo,
regalara a cada uno de sus dobles de acción dentro de la saga John Wick un
valioso reloj de varios miles de dólares con un grabado de agradecimiento a su
trabajo en la icónica saga.
Pero
este aura de ser de luz que acompaña a Reeves se vislumbra aún mucho más si
tenemos en cuenta toda la colección de desgracias que han acompañado a lo largo
de su vida a este actor nacido en Beirut
hace casi sesenta años, empezando por el hecho de que su padre, quien
fuera condenado por tráfico de drogas, sometiera a su hijo a todo tipo de
vejaciones, humillaciones, maltratos y abandonos hasta desaparecer
definitivamente de su vida antes que Reeves llegara a la adolescencia. Esto le
llevaría a unos primeros años presididos, además de por esa ausencia de amor
paternal, por el cambio constante de residencia, con lo que esto conlleva de
desarraigo y fracaso escolar, algo a lo que no ayudaría precisamente el
síndrome de Asperger que el intérprete padece. Pero si esta triste historia
familiar de maltrato y abandono de por sí no fuera suficiente, hay que sumar a
la misma el hecho de la grave enfermedad que sufriera Kim, una de las hermanas
del actor, quien en 1991 sería diagnosticada de Leucemia. Si bien la joven pudo
superar la enfermedad, para Keanu, quien no se separaría del lado del su hermana
durante todo el proceso de recuperación, este sería el primer encuentro con la
sombra de la muerte, quien trágicamente y en apenas una década segaría la vida
de varias de las personas más cercanas al intérprete. Una de estas personas
sería el también actor River Phoenix, quien coincidiría por vez primera con
Keanu en 1990 en el set de rodaje de Te amaré hasta que te mate. Su amistad se
forjaría no obstante durante su trabajo conjunto en Mi Idaho prívado, filmación
durante la cual ambos intérpretes verían en el otro a alguien muy parecido tanto
en vivencias, la infancia y adolescencia de Phoenix no tenía mucho que envidiar
a la de Reeves, así como en forma de ser y de entender la vida, marcada en
ambos casos por una fuerte espiritualidad, algo que llevaría a ambos
interpretes a entablar una gran amistad. Sin embargo, la vida de Phoenix
acabaría abruptamente en 1993 con apenas veintitrés años como consecuencia de
una sobredosis a las puertas del club The Viper Room y en los brazos de su
hermano Joaquin, hecho que marcaría tremendamente a su buen amigo Keanu. Y si
la muerte de uno de sus mejores amigos no fuera suficiente, y cuándo la vida de
Reeves parecía encauzarse, recibiría un nuevo mazazo demoledor al sufrir en
1999 y junto a su novia en aquel entonces, la actriz Jennifer Syme, la pérdida
de su bebe no nato, una niña a la que habrían puesto de nombre Ava Archer
Syme-Reeves. Esta tragedia devendría en la separación de la pareja, incapaz de
superar dicho fallecimiento, siendo la situación más difícil de gestionar para una
Jennifer Syme que acabaría refugiándose en el alcohol y las drogas. Syme también
fallecería también trágicamente en 2001 víctima de un accidente de tráfico precisamente
por conducir bajo los efectos de estas sustancias. Esta muerte recordaría el
propio accidente sufrido por Reeves más de diez años atrás y entendido como una
especie de presagio de lo que estaba por venir. Y es que en 1988 sería el
propio actor de Matrix quien estuviera a punto de morir en un brutal accidente
de motocicleta que le dejaría, además de varias fracturas y una lesión en la
columna, una característica y enorme cicatriz en su estómago que el intérprete
no ha tenido reparos en mostrar.
Y
a pesar, o debido precisamente a estas tragedias vividas, Keanu Reeves se
muestra en todas y cada una de sus apariciones públicas como una persona de una
sensibilidad y empatía extrema, tremendamente humilde, enormemente cariñoso con
los más pequeños, tímido, y en no pocas ocasiones solitario. Y es cuándo
sabemos de todo lo vivido por el actor de películas como Drácula de Bram Stocker,
Las alucinantes aventuras de Bill & Ted o Speed que entendemos mucho mejor
la respuesta que dio en el late show de Stephen Colbert en la CBS al ser interpelado
sobre que creía que pasaba cuándo morimos, siendo su contestación la siguiente:
“Sé que los que nos aman nos extrañaran”.
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