JOHN HOLMES
La
industria del cine pornográfico desde su momento de eclosión en la década de
los setenta hasta la llegada de internet y el cambio que esta nueva herramienta
supondría a la hora de visionar sexo en formato audiovisual caminaría paralela
al devenir del propio Hollywood, sufriendo igualmente la revolución que
supondría la llegada de los videoclubs y del video doméstico, organizando sus
propias galas anuales en los que entregar sus propios premios cinematográficos,
los AVN, que a la manera de los Oscar de la Academia reconocerían los mejores
trabajos de cada año dentro del cine X, y como no podía ser de otra manera,
presentándonos su particular star system o galería de estrellas, siendo John
Holmes el equivalente para los pornógrafos y aficionados a este tipo de cine a
nuestro Marlon Brando, y no precisamente por su talento interpretativo, sino
por poseer una cualidad física en forma de herramienta de trabajo que le
convertiría en un mito viviente a lo largo de los años setenta habida cuenta de
los más de treinta centímetros de largo de virilidad que el intérprete poseía.
Pero
más allá de sus capacidades físicas, lo que contrariamente a lo que pudiera
parecer y más allá de lo visual de sus escenas de sexo era en ocasiones un
hándicap a la hora de trabajar habida cuenta de los problemas que tendría,
especialmente en su última etapa, para mantener las erecciones así como para no
dañar a sus compañeras de reparto durante las filmaciones, la vida de John
Holmes toda vez se convirtió en la estrella mejor pagada del cine pornográfico
daría para una película en sí misma. Algo que en cierta forma sucedería con el
estreno en 1997 de Boogie Nights, ya que el personaje al que da vida Mark
Whalberg está evidentemente inspirado en la vida de John Holmes.
Y
es que el devenir de Holmes es la perfecta historia de auge y caída del mito,
partiendo de una infancia y adolescencia de pasado infausto presidio por un
padre ausente y un padrastro alcohólico que le maltrataría de manera
sistemática hasta llegar a una madurez donde sobreviviría encadenando trabajos
precarios llegando finalmente a conformar, al menos de inicio, una vida
familiar tranquila y estable hasta llegar por casualidad, como casi siempre
sucede en estos casos, a trabajar en el cine pornográfico, convirtiéndose de la
noche a la mañana en el principal exponente de este subgénero en el momento además
de mayor apogeo del mismo, cuándo películas como Garganta profunda o Tras la
puerta verde la habían conferido estatus de género cinematográfico per se más
allá de ser una colección de secuencias de sexo explícito para deleite del
personal. Y como suele suceder en casos en los que el dinero y la fama hacen
acto de presencia de la noche a la mañana, en el caso de John Holmes acabo por
convertirlo en una parodia de lo que una vez fue, un actor con el que era
imposible trabajar, adicto al alcohol y a la cocaína cuándo en sus inicios
practicaba un culto al cuerpo cuasi enfermizo y con unas adicciones que le
llevarían a rodearse de gente de la peor calaña, traicionar a sus amigos,
trabajar como confidente para la policía, obligar a prostituirse a su novia
menor de edad y dedicarse a pequeños hurtos y trapicheos para poder pagarse sus
vicios toda vez su trabajo como actor no le reportaba los ingresos necesarios para
mantener una vida de autodestrucción.
Todo
ello devendría en su momento más turbio y trágico con el brutal asesinato de
varios miembros de una banda dedicada al tráfico de drogas con las que Holmes
frecuentaba y que a su vez habían robado a Eddie Nash por indicaciones del
propio Holmes, quien de esta manera pensaba saldar antiguas deudas contraídas
con esta banda. El problema es que Nash era un peligroso narcotraficante que
como venganza ordenaría el macabro asesinato a golpes de quienes previamente
habían entrado en su casa, obligando a Holmes a conducir a sus hombres hasta el
lugar donde poder dar con quienes le habían robado, creyéndose además, aunque finalmente
no pudo llegar a demostrarse, que obligaría al intérprete a participar en el
asesinato múltiple. El caso es que Holmes estaría relacionado tanto con el
asalto a la casa de Eddie Nash como con el ataque al edificio en el que vivían
los asesinados, historia narrada en la cinta estrenada en 2004 Wonderland y en
la que Val Kilmer es quien da vida al actor de los treinta centímetros.
Pero
la vida de Holmes aún tendría para un último episodio de tintes macabros cuándo
en su momento de mayor necesidad económica aceptaría trabajar a su pesar en películas
de temática gay, y por lo tanto manteniendo relaciones sexuales con otros
hombres, momento en el que se cree de manera bastante fehaciente contraería el
SIDA cuándo esta enfermedad era una gran desconocida y empezaba a abordarse como
una pandemia ligada a la práctica de sexo entre homosexuales así como a la
drogadicción, siendo además sinónimo de una condena a muerte. Conocedor de su
diagnóstico Holmes aún trabajaría en una película pornográfica filmada en
Italia donde coincidiría con la conocida actriz y posterior eurodiputada Ilona
Staller, más conocida como Cicciolina, lo que refuta la idea de Holmes como una
persona sin un ápice de empatía y únicamente movido por su propio interés. Así
sería al menos durante esa etapa en el que la droga sería quien manejara al
actor.
Holmes
fallecería finalmente en 1988 con cuarenta y cuatro años de edad, tras aparecer
en cerca de dos mil quinientas películas y mantener relaciones sexuales con
unas catorce mil mujeres. Como muchas de las estrellas tanto del cine para
adultos como del cine en general acabaría convertido en un juguete roto, en una
parodia de lo que alguna vez fue en una carrera de autodestrucción que le
llevaría a unos últimos años de autentico suplicio vital. Aunque hay que reconocer
que en el camino lograría su gran sueño, el de desembarazarse de la etiqueta de
don nadie que siempre le había acompañado y acomplejado para acabar siendo el
actor de cine porno más conocido de la historia. Aunque el merito recayera más
en un atributo físico que en sus cualidades actorales.
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